ISEGORÍA. Revista de Filosofía moral y política, N.º 64
enero-junio,  2021, e28
ISSN-L: 1130-2097 | eISSN: 1988-8376

A la sombra del liberalismo de John Rawls

In the shadow of John Rawls’ liberalism

Juan Antonio Fernández Manzano

Universidad Complutense de Madrid

https://orcid.org/0000-0001-7435-781X

Copyright: © 2021 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).

Katrina Forrester. In the shadow of justice: Postwar liberalism and the remaking of political philosophy. Princeton: Princeton University Press, 2019, 401 pp.

En este su primer libro, In the Shadow of Justice (2019), Katrina Forrester muestra el eco que el liberalismo anglosajón de posguerra ha tenido en la filosofía política que se viene haciendo desde entonces. La sombra a la que apela el título y bajo la que se enmarca la investigación no es otra que la de la teoría de la justicia de John Rawls.

Katrina Forrester es filósofa política e historiadora especializada en teorías sociales y políticas del siglo XX, en particular, en la historia del liberalismo, la historia de las ideas de posguerra en Estados Unidos y Gran Bretaña, marxismo, feminismo, capitalismo y teorías del trabajo. Se doctoró en la Universidad de Cambridge en 2013 y hasta 2017 ocupó puestos de investigación en St John’s College, Cambridge y en la Universidad Queen Mary, en Londres. Actualmente desempeña su trabajo docente e investigador en la Universidad de Harvard.

En sus lecciones sobre filosofía moral y política, John Rawls sostenía que los argumentos de los grandes filósofos, y, sobre todo aquellos que podían considerarse erróneos o limitados, debían ser revisados a la luz de los debates y los problemas principales de su tiempo. Alertaba Rawls de que en ausencia de un adecuado contexto interpretativo es fácil minusvalorar sus tesis y descalificar a grandes pensadores atribuyéndoles errores obvios o incoherencias. Rawls instaba a sus estudiantes a revisar los pasajes problemáticos asumiendo como premisa general que es posible encontrar una interpretación coherente si las ideas se revisan a la luz del marco sociopolítico en el que se gestaron.

Forrester se ocupa precisamente de eso, de proporcionar un encuadre político, social e intelectual con el que interpretar y entender la génesis y evolución del pensamiento rawlsiano y, a partir de ahí, mostrar con mayor amplitud las variaciones del pensamiento ético-político liberal de matriz anglosajona desde mediados del siglo XX hasta nuestros días.

Rawls afirmaba que la relevancia de un filósofo y de su obra dependen de lograr que sus ideas vayan calando con el paso del tiempo, sean citadas, repensadas y den lugar a reflexiones nuevas. Si es cierto que un filósofo triunfa cuando sus términos pasan a convertirse en lengua común y se integran en el fondo compartido de ideas básicas de una sociedad, la historia del liberalismo rawlsiano es la historia de un éxito incuestionable. El análisis de Forrester profundiza en el contexto de surgimiento de una teoría de la justicia que ha sido el suelo común desde el que se han desarrollado buena parte de los debates públicos en filosofía política desde los años 70 hasta la fecha. Una relevancia que es tanto en lo material, esto es, por las cuestiones en las que Rawls centra su teoría y las preguntas que trata de responder, como en el aspecto metodológico: el conjunto de conceptos interrelacionados (persona moral, pluralismo, consenso, posición original, velo de ignorancia, sociedad bien ordenada...) de los que se sirve. Rawls consiguió que hasta sus críticos hablaran en su lenguaje y tomaran sus diseños como parte del sentido común imperante o en caso contrario, como afirmaba Nozick, justificación por qué no.

Forrester divide su trabajo en ocho capítulos y un epílogo. Aborda en primer lugar las motivaciones que darían una primera forma, en los años cuarenta y cincuenta, a la teoría de la justicia de un joven Rawls en un contexto institucional marcado por la influencia de la segunda guerra mundial y en el que sus posiciones recelosas de la intervención estatal contrastaban con el consenso social existente desde los años 30 en torno al estado del bienestar (cap. 1, The Making of Justice). De aquí pasa a analizar el giro temático que tuvo lugar en la filosofía política liberal a partir de los años 50 y hasta los años 70 (caps. 2 y 3, Obligations y War and Responsibility). Un tema ya abordado por la autora en su trabajo de 2014, «Citizenship, War, and the Origins of International Ethics in American Political Philosophy, 1960-1975»1Forrester, Katrina (2014). Citizenship, war, and the origins of international ethics in American political philosophy, 1960-1975. The Historical Journal, 57(3), 773-801. https://doi.org/10.1017/S0018246X13000496 donde se ocupaba de algunas de las cuestiones que el libro desarrollará en profundidad: la importancia que tuvieron los debates surgidos en el turbulento contexto social e intelectual norteamericano en plena guerra de Vietnam en torno a la desobediencia civil, el reclutamiento forzoso, las responsabilidades y obligaciones ciudadanas en tiempo de guerra y las teorías de la guerra justa. Forrester apuntaba entonces cómo estos debates sobre las obligaciones de los ciudadanos, en el fragor de las luchas por los derechos civiles en Estados Unidos, quedaron necesariamente contaminados de asuntos que sobrepasaban los puramente internos, con lo que el interés de la filosofía política norteamericana comenzó a bascular desde las cuestiones distributivas y el alcance del estado de bienestar, principalmente en clave doméstica, para pasar a ocuparse de lo político y lo moral más allá de las fronteras nacionales. El enfoque político estatista comenzó desde este momento a ensancharse hacia una mirada internacional que sería la antesala de las teorías de justicia global que surgirían a partir de estos años en múltiples direcciones.

El capítulo cuarto (The New Egalitarians) se ocupa de lo que sucedió a lo largo de los años setenta. Por un lado, en lo histórico, el inicio del declive del liberalismo de estado de bienestar que predominó desde la segunda guerra mundial y el consiguiente surgimiento del neoliberalismo más individualista. En lo teórico, el modo en el que fue tomando forma la teoría de la justicia distributiva rawlsiana y las reacciones que provocó dicha teoría. La defensa rawlsiana de un estado igualitario vuelve a ir de nuevo en contra de lo imperante en su tiempo: el cuestionamiento y decadencia del estado del bienestar y la irrupción de un capitalismo que será hegemónico en los años ochenta con Reagan y Thatcher.

A partir de aquí (caps. 5 y 6, Going Global y The Problem of the Future), se explora la extensión de este liberalismo igualitario hacia diferentes terrenos. A pesar de que Rawls trató de ceñir el ámbito de aplicación de su teoría a un estrecho campo, sus seguidores dispararon sus lecturas en múltiples áreas que tan solo habían sido esbozadas o insuficientemente tratadas por Rawls: la ampliación internacional de la teoría, la justicia entre generaciones, la justicia hacia miembros no cooperantes de la sociedad, las cuestiones demográficas y medioambientales o las hambrunas. A continuación (cap. 7, New Right and Left) se muestran las respuestas del liberalismo igualitarista a las críticas recibidas y se comienza a mostrar el peso filosófico y político que empiezan a cobrar las teorías de la nueva derecha neoliberal a partir de los decisivos años ochenta. El capítulo octavo (The Limits of Philosophy) viene a mostrar la pervivencia del marco de análisis rawlsiano, vigente tanto en los seguidores de su teoría como en sus detractores, lo que evidencia la profundidad de su impacto.

A lo largo del trabajo se pone de manifiesto la importancia decisiva que tuvieron en los desarrollos teóricos de la filosofía política anglosajona, más concretamente en los de las universidades de Oxford, Harvard y Princeton, los sucesos histórico-políticos de su tiempo. En el caso de Rawls, el contexto de escritura de su filosofía estuvo marcado por el impacto de la segunda guerra mundial y la posterior guerra fría, aunque su recepción se diera en un tiempo distinto, marcado ya por otros problemas y con nuevos actores sociales. En los desarrollos teóricos posteriores, fueron los movimientos sociales de los sesenta y en especial, el impacto de la guerra de Vietnam, los que polarizaron los debates políticos que fueron dando forma a los nuevos desarrollos del liberalismo.

Es fácil percibir que el trabajo de Forrester es un ejercicio de filosofía política más aplicada que académica. Su interés, como se evidencia en los diferentes capítulos, no está centrado en el debate intelectual en sí mismo, ni en las evoluciones del liberalismo como programa teórico, tampoco se presta atención a las hermenéuticas de las tesis rawlsianas o a sus influencias previas, sino a las respuestas teóricas a problemas y contextos históricos determinados. A Forrester le interesa primariamente el modo en el que los despliegues teóricos de Rawls, y de quienes se ubican bajo su larga sombra, son propuestas traducibles en programas de intervención política para su tiempo. Una empresa que muestra la confianza en que el debate académico sea accesible y se traduzca en una mejora de los asuntos públicos.

A partir de ahí, la pregunta que se abre es sobre la validez de las propuestas de cuño rawlsiano para un tiempo como el nuestro. En tiempos en los que el eje político es cada vez más tolerante hacia las desigualdades, el liberalismo igualitarista rawlsiano, que va más allá del estado de bienestar, parece una propuesta que mantiene su atractivo. Sin embargo, a juicio de la autora, los abundantes cambios históricos demandan nuevos enfoques. En el epílogo final, se sugiere que el éxito de la teoría rawlsiana ha supuesto también la extensión de una sombra que ha encorsetado el debate teórico.

Forrester deja claro que debemos a Rawls un conjunto de valiosas herramientas para avanzar hacia la justicia. No obstante, la ubicua presencia de la ortodoxia rawlsiana ha lastrado la posibilidad de abrir otros marcos de pensamiento. Es necesario ir más allá del paradigma consensual basado en la propiedad y la distribución para adecuar la teoría a la situación “no ideal” de la política actual. Para ello, sugiere la autora, los filósofos políticos harían bien en buscar además nuevos caminos, en renovado diálogo con las ciencias sociales, como el propio Rawls hiciera en sus inicios (p. 278).

Un último apunte: el libro ha recibido en 2020 el premio Merle Curti de manos de la Organización de Historiadores Americanos (OAH), la mayor sociedad profesional dedicada al estudio de la historia americana; el premio de la Society for US Intellectual History y resultó finalista al premio Gladstone, de la Royal Historical Society de Gran Bretaña. En la actualidad, Forrester trabaja en un nuevo libro sobre teorías feministas del trabajo.

NOTA

1

Forrester, Katrina (2014). Citizenship, war, and the origins of international ethics in American political philosophy, 1960-1975. The Historical Journal, 57(3), 773-801. https://doi.org/10.1017/S0018246X13000496