ISEGORÍA. Revista de Filosofía moral y política, N.º 66
enero-junio,  2022, r02
ISSN-L: 1130-2097 | eISSN: 1988-8376
https://doi.org/10.3989/isegoria.2022.66.res02

Un itinerario reflexivo por los desafíos éticos, políticos y culturales de la ciudadanía digital. Reseña de: Agustín Domingo Moratalla, Del hombre carnal al hombre digital: vitaminas para una ciudadanía digital, Zaragoza, TEELL, 2021*Este trabajo cuenta con la financiación del Ministerio de Universidades del Gobierno de España y la Unión Europea (Next Generation EU) en el marco de las Ayudas de Recualificación del sistema universitario español por medio de las Ayudas Margarita Salas.

A reflective itinerary through the ethical, political and cultural challenges of digital citizenship. Review of: Agustín Domingo Moratalla, Del hombre carnal al hombre digital: vitaminas para una ciudadanía digital, Zaragoza, TEELL, 2021

Antonio Luis Terrones Rodríguez

Universitat de València

https://orcid.org/0000-0002-4015-8537

CONTENIDO

Del hombre carnal al hombre digital es el título de la última obra del catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Valencia, Agustín Domingo Moratalla. El autor permanece fiel a tres aspectos metodológicos que es muy habitual encontrar en su bibliografía: cercanía con el lector, claridad argumentativa y rigor intelectual. La combinación de estos aspectos hace de esta obra una agradable oportunidad para entender los desafíos del humanismo en la era digital. A mi juicio, se nutre de interesantes reflexiones sobre diversos aspectos que favorecen la comprensión de los retos que debe asumir una ciudadanía digital responsable. Y se sitúa en la estela de una tradición filosófica inscrita en el área de la filosofía práctica que valora la capacidad que posee la ética para el cambio social y el fortalecimiento de la educación cívica.

Para Domingo Moratalla, en el contexto de la cuarta revolución industrial, la digitalización promueve un conjunto de cambios y transformaciones que propician el surgimiento de un nuevo ethos cultural. Tras este fenómeno de la digitalización se ocultan múltiples problemáticas y controversias de carácter ético, político y cultural que nos transportan al nuevo horizonte de la ciudadanía digital.

Esta obra comienza reflexionando sobre los impactos de la digitalización en el mundo de los jóvenes, pues, a su modo de entender, son un colectivo altamente familiarizado con la tecnología desde el inicio de su vida. Esto pone de relieve la importancia que debe concederse a la formación de esta ciudadanía del futuro, enfrentando nuevas formas de violencia y exigiendo un compromiso a los responsables de su educación. Domingo Moratalla realiza una interesante comparativa entre los conceptos de masa y enjambre para destacar el cambio cultural que está experimentando el hombre digital, ya que se encuentra envuelto en una espiral de narrativas que empobrecen su vida y su conocimiento. Esto le permite rescatar algunas experiencias educativas que, entiende, contienen enseñanzas muy enriquecedoras para un nuevo humanismo. Entre estas experiencias se encuentra la contemplación o el silencio, dos actividades habitualmente olvidadas en un contexto de continuas aceleraciones y cambios. Esta situación lo empuja en una crítica a la actual situación del sistema educativo español, señalando las numerosas leyes educativas que se han ido sucediendo. Hecho esto, el autor destaca la necesidad de un pacto político por la educación que cuente con el profesorado, históricamente condenado al olvido, y proteja la libertad de enseñanza en el seno de nuestra sociedad pluralista. Después de un tono crítico, adopta una actitud propositiva al poner el foco en una innovación educativa instalada en el aprendizaje servicio y preocupada por la sensibilidad en un mundo estrictamente tecnificado. Comparto con Domingo Moratalla que esta innovación contribuiría a un nuevo horizonte de corresponsabilidad y reflexividad en el marco de unas competencias digitales que inviten a sentir, compartir y crear en un horizonte humanista.

Posteriormente sitúa a la ciudadanía en el interior de las fronteras del fenómeno de la digitalización. Esta situación exige la necesidad de promover la tradicional idea de res pública e insertarla en un contexto cívico para cultivar la creatividad y la responsabilidad. Esto favorecería la activación del entendimiento, un valor saludable para el juicio, la maduración y la ponderación, tan importantes para revitalizar el diálogo como una herramienta para fortalecer la democracia en la construcción de un horizonte común. Y al mismo tiempo la posibilidad de una política pública que asuma un compromiso con la justicia social. No obstante, para hacer esto posible en el contexto digital se precisa el interés por un humanismo sensibilizado con los problemas ambientales, la concordia y la justicia que sirva para incrementar el cuidado hacia las personas. Pues, a pesar de vivir en un momento histórico caracterizado por altos niveles de conexión, en esta sociedad líquida que frivoliza el sufrimiento y no da cabida al silencio, no siempre se garantiza la construcción de puentes comunicativos entre las personas. Por este motivo la humanización y personalización en la sociedad digital potencian la escucha, el encuentro, el cuidado y la sensibilidad hacia el otro.

El humanismo digital que propone el profesor Domingo Moratalla es extensible al terreno de la ciencia y las tecnologías disruptivas, pues proporciona una mirada crítica sobre la ciencia en un tiempo obsesionado con la aceleración y la puntualidad. Esta actitud crítica que observa la ciencia comienza con una revisión de los posicionamientos de los principales partidos políticos de España en cuestiones de bioética. Para después reivindicar la construcción de una nueva disciplina bajo el nombre de Ciberbioética. Esta reivindicación responde a la amplitud de los efectos de la tecnología, pues, aunque, aparentemente se encuentran en las redes, están presentes en todas las cadenas de transmisión de la vida. El autor destaca la inteligencia artificial como un claro ejemplo de tecnología disruptiva que abre un abanico de posibilidades y al mismo tiempo nos convierte en marionetas del mercado de datos. Sostiene que también perfilan la ingenuidad entre unos usuarios de redes sociales que ven mutilada su capacidad de asombro y domesticada su sensibilidad, mientras la simplificación y la visibilidad aprovechan para abrirse paso en plataformas como Facebook. Frente a esta situación, el catedrático de la Universidad de Valencia apunta al valor simbólico que encarna la inteligencia maternal para afrontar comunitariamente la acción humana y aboga por vivir la trayectoria vital con entusiasmo para cultivar un sentido.

En los dos últimos capítulos de esta obra, Domingo Moratalla retoma la religión como un tema central de su reflexión. Resalta la importancia de la religiosidad en un escenario digital que requiere la implicación de las administraciones públicas y los gestores políticos. A mi juicio, la consideración del autor sobre el valor de las enseñanzas de la religión como un poderoso instrumento humanista para la vida, es muy acertada, pues abraza cuestiones tan importantes como las del cuidado ambiental. Al mismo tiempo, afirma que ha llegado el momento de actualizar la misericordia con categorías culturales nuevas que nos ayuden a pensar y vivir en el mundo digital. En sintonía con la defensa del protagonismo de la religión, recoge el testigo del mensaje del papa Francisco en Laudato si’ y la urgencia de una nueva ecología. Para el autor, es importante asumir este mensaje en el planteamiento de los programas educativos y posibilitar un nuevo modo de obrar humano.

En definitiva, esta obra ofrece un conjunto de amables orientaciones para entender el fenómeno de la digitalización a partir de los numerosos desafíos éticos, políticos y culturales que nos presenta. Al mismo tiempo, abre una ventana de lucidez para observar el presente como una oportunidad y fortalecer un nuevo ethos cultural que abra paso a un humanismo digital.

NOTA

 
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Este trabajo cuenta con la financiación del Ministerio de Universidades del Gobierno de España y la Unión Europea (Next Generation EU) en el marco de las Ayudas de Recualificación del sistema universitario español por medio de las Ayudas Margarita Salas.