ISEGORÍA. Revista de Filosofía moral y política, N.º 68
enero-junio 2023, e15
ISSN-L: 1130-2097 | eISSN: 1988-8376
https://doi.org/10.3989/isegoria.2023.68.15

ARTÍCULOS

Los ecos de la ideología en Guattari (y Deleuze). La herencia del aparato ideológico de Althusser en las nociones de equipamiento y agenciamiento

The echoes of Ideology in Guattari (and Deleuze). The inheritance of the ideological apparatus of Althusser in the notions of equipment and assemblage

Jesús Ayala-Colqui

Universidad Científica del Sur / Universidad Tecnológica del Perú

https://orcid.org/0000-0002-9059-5401

Resumen

El presente artículo elucida la posición de Félix Guattari, y secundariamente la de Gilles Deleuze, respecto al concepto de ideología. Para ello se efectúa un análisis del recorrido intelectual de Guattari desde sus primeros artículos reunidos en Psychanalyse et transversalité (1974) hasta Mille Plateaux (1980). Se procede en dos instancias. Primero, se precisa cuál es el concepto específico de ideología con el cual Guattari discute. Este no es otro que la noción desarrollada por Louis Althusser como se puede detectar en referencias explícitas tanto cuanto en alusiones implícitas. Segundo, a partir de la discusión de los elementos centrales de la posición guattariana, se argumenta la afinidad que existe entre el célebre concepto de agenciamiento de Guattari y Deleuze y la recusación crítica de los aparatos ideológicos de Althusser.

Palabras clave: 
Guattari; Althusser; ideología; equipamiento; agenciamiento.
Abstract

This article aims to elucidate the position of Félix Guattari and secondarily that of Gilles Deleuze regarding the concept of ideology. For this, the paper analyzes Guattari’s intellectual journey from his first articles collected in Psychanalyse et transversalité (1974) to Mille Plateaux (1980). It proceeds in two steps. First, it specifies what is the singular concept of ideology with which Guattari is arguing. This is none other than the notion developed by Louis Althusser as can be detected in explicit references as well as in implicit allusions. Second, it argues, from the discussion of the central elements of the Guattarian position the affinity that exists between Guattari and Deleuze’s famous concept of assemblage and the critical challenge of the apparatuses Althusser’s ideologies.

Keywords: 
Guattari; Althusser; Ideology; Equipment; Assemblage.

Recibido: 01  marzo  2022. Aceptado: 12  enero  2023.

Cómo citar este artículo/Citation: Ayala-Colqui, Jesús (2023) "Los ecos de la ideología en Guattari (y Deleuze). La herencia del aparato ideológico de Althusser en las nociones de equipamiento y agenciamiento". Isegoría, 68: e15. https://doi.org/10.3989/isegoria.2023.68.15

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

 

Por lo general, la labor teórica solista de Félix Guattari resulta desestimada y poco conocida. Su mención al lado de la de Gilles Deleuze termina siendo, en muchos casos, un mero añadido nominal. Esto se ejemplifica en cierta bibliografía especializada en Deleuze, verbigracia, los libros de DeLanda (2016)Delanda, M. (2016). Assemblage Theory. Edinburgh: Edinburgh University Press., Widder (2012)Widder, N. (2012). Political Theory After Deleuze. London: Continuum. y Sibertin-Blanc (2010)Sibertin-Blanc, G. (2010). Deleuze et l’Anti-Œdipe. La production du désir. Paris: PUF., pues en ellos L’Anti-Oedipe (1972) y Mille Plateaux (1980) son asumidos como invenciones exclusivamente deleuzianas. Ian Buchanan (2005)Buchanan, I. (2005). Gilles Deleuze and Félix Guattari. En Groden, M., Kreiswirth, M. & Szeman, I. (eds.). The Johns Hopkins Guide to Literary Theory & Criticism. Baltimore: Johns Hopkins University Press. indica al respecto:

[T]he fact that Guattari did have a career outside of his collaborations with Deleuze does seem to need emphasizing because so far the secondary criticism on the work of Deleuze and Guattari has tended to overlook his contributions altogether or consign them to a merely secondary role (p. 248).

Por suerte en los últimos años ha surgido una tendencia de lectura que reivindica la figura de Guattari. Así se tiene sendos textos monográficos como los de Alliez y Goffey (2011)Alliez, É y Goffey, A. (2011). Introduction. En Alliez, É y Goffey, A. (eds.). The Guattari Effect (pp. 1-14). London: Continuum., Genosko (2009)Genosko, G. (2009). Félix Guattari. A Critical Introduction. London: Pluto Press. y Watson (2009)Watson, J. (2009). Guattari’s Diagrammatic Thought. Writing between Lacan and Deleuze. London: Continuum. -que, por supuesto, en términos cuantitativos, contrastan sobremanera con la inmensa profusión de estudios sobre Deleuze-; y, fuera de la academia, instituciones que se reclaman de inspiración guattariana como el Centro Félix Guattari en Uruguay y la Cátedra Abierta Félix Guattari en Argentina. Un estudio atento de las obras propias del terapeuta y militante francés nos permite observar que los célebres conceptos manejados por el deleuzo-guattarismo tales como «máquina deseante», «desterritorialización», «agenciamiento», «líneas de fuga» son, en realidad, creaciones originaria y esencialmente guattarianas (Genosko, 2009Genosko, G. (2009). Félix Guattari. A Critical Introduction. London: Pluto Press.; Watson, 2009Watson, J. (2009). Guattari’s Diagrammatic Thought. Writing between Lacan and Deleuze. London: Continuum.; Ayala-Colqui, 2022bAyala-Colqui, J. (2022b). Félix Guattari y el problema de la organización política: Transversalidad, polivocidad y diagramatismo entre micropolítica y macropolítica. Hybris. Revista de Filosofía, 13, pp. 131-155. http://dx.doi.org/10.5281/zenodo.7231914 y 2023Ayala-Colqui, J. (2023). Grupo-sujeto, máquina y agenciamiento. ¿Qué es aquello que (se) agencia según Félix Guattari? Kriterion, 154, pp. 5-25. https://doi.org/10.1590/0100-512X2023n15401ja ).

Es evidente que resulta vana una discusión axiológica sobre la preponderancia de uno u otro autor: lo que se necesita puntualizar, por mor de la rigurosidad documental y conceptual, son las apuestas especulativas y los matices teóricos de cada escritor singular. En ese sentido, revisar el corpus del esquizoanalista nacido en Villeneuve-les-Sablons permitiría tanto evidenciar la densidad filosófica de un recorrido intelectual autónomo, cuanto arrojar una inédita luz sobre el complejo textual Deleuze-Guattari. Por esta razón, la pregunta que a continuación planteamos, que interroga la posición de Guattari frente a la noción ideología, la intentaremos responder fundamentalmente desde la trayectoria guattariana expresada en el arco bibliográfico que va de Psychanalyse et transversalité (1974) a Mille Plateaux (1980). Dado que el término ideología, desde los marxismos, tiene un uso elástico, es menester precisar un referente acotado. Para ello se recurre a la específica conceptualización althusseriana del término, toda vez que el filósofo nacido en Argel se revela como el interlocutor directo de Guattari. De ahí que nuestra pregunta de investigación sea: ¿cómo se posiciona Félix Guattari respecto al concepto althusseriano de ideología? Para responder a ello dividiremos el artículo en dos secciones. En la primera haremos un recorrido asaz breve sobre el concepto de ideología en Althusser. En la segunda desplegaremos las diversas estancias del itinerario guattariano para mostrar los conceptos desde los cuales Guattari se opone al concepto de ideología, así como las continuidades que pueden existir, más allá de toda discrepancia verbal, entre las apuestas teoréticas de los dos proyectos filosóficos estudiados.

LOUIS ALTHUSSER Y LA IDEOLOGÍA

 

En Die deutsche Ideologie (1845-1846) Marx y Engels, criticando a la filosofía neohegeliana y al socialismo alemán, señalan lo siguiente:

La producción de las ideas y representaciones de la conciencia aparece al principio directamente entrelazada con la actividad material y el comercio material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. Las representaciones, los pensamientos, el comercio espiritual de los hombres se presentan todavía, aquí, como emanación directa de su comportamiento material […] La conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es su proceso de vida real. Y si en toda la ideología los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en la cámara oscura, este fenómeno responde a su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina responde a su proceso de vida directamente físico (Marx y Engels, 2014, p. 21Marx, K.y Engels, F. (2014). La ideología alemana. Madrid: Akal.)

En este pasaje se encuentra dos nociones capitales: la distinción entre infraestructura material y superestructura ideológica, así como la concepción de la ideología en tanto «falsa conciencia». Estos ingredientes tendrán una influencia decisiva en la teoría marxista posterior (Larraín, 2008Larraín, J. (2008). El concepto de ideología. Vol. 2. El marxismo posterior a Marx: Gramsci y Althusser. Santiago de Chile: LOM.; Leopold, 2013Leopold, D. (2013). Marxism and Ideology: From Marx to Althusser. In Freeden, M., Sargent, L., Stears, M. (eds.). Political ideologies (pp. 38-58). Oxford: Oxford University Press.) y, en particular, en la propuesta filosófica del francés Louis Althusser (Pfeifer, 2015Pfeifer, G. (2015). The New Materialism. Althusser, Badiou & Zizek. New York: Routledge.).

Para asir una primera elaboración específica del vocablo ideología en el profesor de la École Normale Supérieure de Paris, el artículo de 1966 «Teoría, práctica teórica y formación teórica. Ideología y lucha ideológica» resulta esencial. En este texto se retoma las dos nociones del filósofo de Tréveris que vimos en la cita anterior. Así, hay que distinguir entre «la infraestructura económica, la superestructura jurídico-política, y la superestructura ideológica» (Althusser, 1974, p. 27Althusser, L. (1974). La filosofía como arma de la revolución (6.ª ed.). México: Siglo XXI.). La ideología (l’idéologie), asimismo, en tanto parte de la superestructura, no sería otra cosa que una «falsa concepción del mundo» (Althusser, 1974, p. 49Althusser, L. (1974). La filosofía como arma de la revolución (6.ª ed.). México: Siglo XXI.). Hasta aquí no se ha salido de la órbita de la ortodoxia y la glosa. Mas, el francés añade, con un vocabulario propio, otras notas al concepto de ideología. Señala que su función estriba en asegurar la ligazón de los hombres entre sí en el «conjunto de las formas de su existencia, [asegurar] la relación de los individuos con las tareas que les fija la estructura social.» (p. 55). Tal aseguramiento implica una «naturalización» de las condiciones materiales de la existencia, esto es, asumir la división de la sociedad en clases como una cuestión que va de suyo. Por ello, la ideología, según Althusser, no hace más que «aludir» a lo real, pero siendo tal alusión una mera «ilusión», en la medida que encubre una realidad social conflictiva y desigual.

En esa misma fecha, en un documento intitulado «Trois notes sur la théorie des discours», el cual versa sobre una teoría general del discurso y el inconsciente, el filósofo francés elabora de un modo totalmente resuelto una noción bastante original de ideología. No es gratuito que a propósito de la elucidación del inconsciente salga a relucir la temática de la ideología, pues ambos son asumidos como «discursos» y como elementos que no solo tienen paralelos, sino que también se encuentran articulados. La similitud estriba en sus modos de existencia: así como «[e]l inconsciente se manifiesta, es decir existe, por sus efectos» (Althusser, 1996, p. 114Althusser, L. (1996). Escritos sobre psicoanálisis. Freud y Lacan. México: Siglo XXI. ), la ideología se patentiza en sus consecuencias. Ella, por tanto, no es un mero conglomerado de ideas que se agotarían en su idealidad mental. Al contrario, tiene un resultado tangible, a saber: el sujeto. Toda ideología lo produce o lo induce; de modo que se puede hablar de un «efecto-sujeto» (effet-sujet) en la discursividad ideológica. Esto es posible porque ella tiene como procedimiento a la «interpelación» (l’interpellation), término althusseriano célebre: «La ideología interpela al individuo constituyéndolo como sujeto (ideológico, por lo tanto, de su discurso), y brindándole razones-de-sujeto (interpelado como sujeto)» (Althusser, 1996, p. 118Althusser, L. (1996). Escritos sobre psicoanálisis. Freud y Lacan. México: Siglo XXI. ).

En su texto asaz conocido de 1970 «Idéologie et appareils idéologiques d’État (Notes pour une recherche)», publicado ulteriormente en Positions (1976), el filósofo va a replantear su definición original de ideología retomando y ampliando los rasgos ya señalados. Así la superestructura es asumida como un «aparato» de Estado, el cual se declina en un aparato represivo (l’appareil répressif) -gobierno, policía, tribunales, prisiones- y un aparato ideológico (l’appareil idéologique) -instituciones religiosas, escolares, jurídicas, familiares, culturales, informativas-: «l’Appareil (répressif) d’Etat fonctionne de façon massivement prévalente à la répression, alors que les Appareils Idéologiques d’Etat fonctionnent de façon massivement prévalente à l’idéologie» (Althusser, 1976, p. 88Althusser, L. (1976). Positions (1964-1975). Paris: Éditions Sociales. ). Estos aparatos se encuentran determinados «en última instancia» por la infraestructura económica y, a la postre, sirven para reproducir las condiciones materiales de producción.

Sobre la ideología, el autor nacido en Argelia despliega dos tesis: la primera, idéntica y fiel al marxismo clásico; la segunda, disruptiva e innovadora. Por un lado, se indica que «L’idéologie représente le rapport imaginaire des individus à leurs conditions réelles d’existence (Althusser, 1976, p. 101Althusser, L. (1976). Positions (1964-1975). Paris: Éditions Sociales. ). Es decir, falsea y mistifica las relaciones sociales, de manera que, desde la misma ideología, es imposible aprehenderla como tal: «Il faut être hors de l’idéologie, c’est-à-dire dans la connaissance scientifique, pour pouvoir dire : je suis dans l’idéologie» (Althusser, 1976, p. 114Althusser, L. (1976). Positions (1964-1975). Paris: Éditions Sociales. ). Por otro lado, la ideología posee una materialidad en el sentido de efectuar consecuencias materiales en los individuos:

L’individu en question se conduit de telle ou telle manière, adopte tel ou tel comportement pratique, et, qui plus est, participe à certaines pratiques réglées, qui sont celles de l’appareil idéologique dont «dépendent» les idées qu’il a librement choisies en toute conscience, en tant que sujet. (Althusser, 1976, p. 106Althusser, L. (1976). Positions (1964-1975). Paris: Éditions Sociales. )

De ahí que, como se ha indicado sumariamente, la ideología no sea solo un conglomerado de «ideas» o «representaciones» determinada por una estructura económica, sino una práctica social cuyo primer efecto tangible sea transformar a los individuos en «sujetos», es decir, en seres subyugados: la persona deviene «un être assujetti, soumis» (Althusser, 1976, p. 121Althusser, L. (1976). Positions (1964-1975). Paris: Éditions Sociales. ). Su materialidad no es sino su efecto.

Althusser también precisa en esta intervención el estatuto de la «interpelación» ideológica. Esta aparece como el mecanismo que realiza la sujeción (assujettissement) de los sujetos:

Nous suggérons alors que l’idéologie «agit» ou «fonctionne» de telle sorte qu’elle «recrute» des sujets parmi les individus (elle les recrute tous), ou «transforme» les individus en sujets (elle les transforme tous) par cette opération très précise que nous appelons l’interpellation, qu’on peut se représenter sur le type même de la plus banale interpellation policière (ou non) de tous les jours : «hé, vous, là-bas !» (Althusser, 1976, p. 113Althusser, L. (1976). Positions (1964-1975). Paris: Éditions Sociales. )

Como se puede adivinar, la interpelación presupone un sujeto trascendente distinto de los sujetos sometidos: «Il apparaît alors que l’interpellation des individus en sujets suppose l’ «existence» d’un Autre Sujet, Unique et central, au Nom duquel l’idéologie religieuse interpelle tous les individus en sujets» (Althusser, 1974, p. 118Althusser, L. (1974). La filosofía como arma de la revolución (6.ª ed.). México: Siglo XXI.).1En la postulación de este sujeto puede verse un paralelo con la propuesta psicoanalítica de Lacan del Otro simbólico (Lacan, 1981, 1985). Guillot (2010) demuestra, al respecto, que existe una ambigüedad en el acercamiento de Althusser a Lacan, el cual se expresa, entre otras cosas, en que la ideología pertenecería, de un modo irresuelto, al orden imaginario y simbólico. En tal sentido, se aprecia nuevamente un «redoblamiento especular» del sujeto:

Ce qui signifie que toute idéologie est centrée, que le Sujet Absolu occupe la place unique du Centre, et interpelle autour de lui l’infinité des individus en sujets, dans une double relation spéculaire telle qu’elle assujettit les sujets au Sujet, tout en leur donnant, dans le Sujet où tout sujet peut contempler sa propre image (présente et future) la garantie que c’est bien d’eux et bien de Lui qu’il s’agit, et que, tout se passant en Famille […] c’est-à-dire ceux qui auront reconnu Dieu et se seront reconnus en lui, ceux-là seront sauvés. (Althusser, 1976, pp. 119-120Althusser, L. (1976). Positions (1964-1975). Paris: Éditions Sociales. ).

Este sujeto otorga, como ya se ha visto, una «garantía» a los sujetos ideologizados, es decir, que si ellos se dejan interpelar y conducir todo marchará bien: «tout est bien ainsi, et qu’à la condition que les sujets reconnaissent ce qu’ils sont et se conduisent en conséquence, tout ira bien» (Althusser, 1976, p. 120Althusser, L. (1976). Positions (1964-1975). Paris: Éditions Sociales. ).

Althusser, en fin, propone que frente a esta sujeción es posible una práctica crítica. A contramano de la interpelación ideológica se encuentra la lucha de clases efectuada por el proletariado. De ahí que el aparato ideológico sea «l’enjeu, mais aussi le lieu de la lutte des clases» (Althusser, 1976, p. 86Althusser, L. (1976). Positions (1964-1975). Paris: Éditions Sociales. ).

Dicho esto, ¿cómo Guattari se posiciona frente al concepto marxista-althusseriano de aparato ideológico?

FÉLIX GUATTARI (Y GILLES DELEUZE) FRENTE A LA IDEOLOGÍA: GRUPO-SOMETIDO Y EQUIPAMIENTO VS. GRUPO-SUJETO Y AGENCIAMIENTO

 

En sus primeros textos Guattari no usa de manera especializada el término ideología, sino que se limita a un empleo genérico en el sentido de «conjuntos de ideas».2De hecho, antes de que Marx usará el término ideología como falsa conciencia, aquel carecía de una connotación negativa o crítica. Destutt de Tracy, en el s. XVIII, emplea el vocablo como el estudio empírico de las ideas (Barth, 1954). Pese a esto, conviene detenerse en estos documentos a fin de comprender desde qué problemática conceptual y práctica surgen los argumentos con los que Guattari se opondrá al término ideología de Althusser.3En el caso de Deleuze, en sus primeros trabajos monográficos sobre Hume, Nietzsche, Kant o Bergson casi no aparece el vocablo ideología, salvo contadas excepciones. Ello es otra justificación, por lo demás, de por qué este artículo se apoya en la obra de Guattari antes que en la de Deleuze. En Nietzsche et la philosophie (1962), el filósofo parisino utiliza el término en un sentido peyorativo, sobre todo para contraponerlo el proyecto nietzscheano: Nietzsche se habría opuesto a las ideologías positivistas, humanistas y dialécticas. A propósito de esta última se sentencia: «la dialéctica es la ideología propiamente cristiana. Finalmente, es el pensamiento del esclavo, expresando la vida reactiva en sí misma y el devenir-reactivo del universo» (Deleuze, 1998, p. 273).

De Psychanalyse et transversalité (1974Guattari, F. (1976 [1974]). Psicoanálisis y transversalidad. Crítica psicoanalítica de las instituciones. Buenos Aires: Siglo XXI.), libro que reúne intervenciones escritas entre 1955 y 1971, se puede observar la vinculación creativa que Guattari efectúa entre los corpus psicoanalíticos y marxistas4 Guattari (2017) subraya «no podemos dejar de lado la actualización del marxismo y del freudismo. Es necesario partir de las prácticas existentes para remontarse a los vicios de origen de las teorías, puesto que, de una manera o de otra, este tipo de distorsiones saca a relucir sus puntos débiles» (p. 22). Mientras tanto Althusser (1996) propugna: «Los marxistas, que conocen por experiencia las deformaciones que fueron impuestas por sus adversarios al pensamiento de Marx, pueden comprender que Freud haya experimentado a su manera el mismo destino, y la importancia teórica de un auténtico “retorno a Freud”» (pp. 26-27).. Tal vinculación no surge de un mero anhelo teórico, sino que responde a una problemática efectiva de su contexto inmediato, a saber: la problemática clínica en La Borde y la experiencia militante en diversos grupos políticos estudiantiles (Dosse, 2009Dosse, F. (2009). Gilles Deleuze y Félix Guattari: Biografía cruzada. Buenos Aires: FCE. ). En una palabra, para el militante y terapeuta francés, el psicoanálisis desconoce la lucha de clases; el marxismo, desconoce la lucha del deseo. Frente a ello es menester elaborar conceptos propios que permitan aprehender el carácter inmanentemente político, social y colectivo del deseo atravesando los corpus teóricos mencionados.

Dos son los conceptos que nos permitirán identificar el posterior posicionamiento crítico de Guattari respecto al término ideología: grupo-sujeto (groupe-sujet) y grupo-sometido (groupe-assujetti). El grupo-sometido o sujetado consiste en un grupo que recibe su ley del exterior, se organiza según un modelo burocrático y jerárquico, repite enunciados estereotipados y, por tanto, impide una circulación autárquica del deseo. Es, por tanto, un grupo «alienado», esto es, una colectividad sometida al capitalismo y por ello absorbido por «los modelos sociales dominantes, las actitudes y los sistemas de valor mistificadores de la burguesía» (Guattari, 1976, p. 317Guattari, F. (1976 [1974]). Psicoanálisis y transversalidad. Crítica psicoanalítica de las instituciones. Buenos Aires: Siglo XXI.). Por contraste, el grupo-sujeto avanza hacia una recusación de las jerarquías establecidas en la medida que enuncia algo nuevo en el campo social y se da a sí mismo una ley interior propia: «el grupo que se propone recuperar su ley interna, su proyecto, su influencia sobre otros» (Guattari, 1976, p. 183Guattari, F. (1976 [1974]). Psicoanálisis y transversalidad. Crítica psicoanalítica de las instituciones. Buenos Aires: Siglo XXI.). No lo caracteriza un simple horizontalismo anárquico; lo enhebra una «transversalidad» inmanente: «La transversalidad es una dimensión que pretende superar los dos impasses, la de una pura verticalidad y la de una simple horizontalidad; tiende a realizarse cuando una comunicación máxima se efectúa entre los diferentes niveles y sobre todo en los diferentes sentidos» (Guattari, 1976, p. 101Guattari, F. (1976 [1974]). Psicoanálisis y transversalidad. Crítica psicoanalítica de las instituciones. Buenos Aires: Siglo XXI.). La tarea política consiste, entonces, en conjugar diversos grupos-sujetos, evitar que recaigan en grupos-sometidos, conjurando la obturación de la producción deseante, la jerarquía y la cadena de significantes establecida por el capital.

En estas primeras elaboraciones de Guattari lo que hace las veces de un sujeto ideologizado es el grupo-sometido. De hecho, así como Althusser señalaba que uno de los efectos de la ideología es producir sujetos en el sentido de volverlos sujetados (assujettis), aquí el grupo alienado no es otro que uno sometido/sujetado (assujetti). La repetición de enunciados estereotipados de este grupo entronca con la idea de la «garantía» althusseriana, pues, en tanto alienado por la ideología, el sujeto asume que todo irá bien. Asimismo, un grupo-sometido no es un fenómeno que pase por el mero deseo de los sujetos, tiene consecuencias materiales. La sujeción de los sujetos de la que hablaba Althusser está presente en Guattari en tanto modo de organización del deseo en los grupos-sometidos. Por lo demás, tanto Althusser como Guattari comparten un vocabulario marxista al hablar de «alienación» o «lucha de clases».5Por contraste, en fechas cercanas, el término ideología es aún más escaso en Deleuze. Más aún, ni en Spinoza et le problème de l’expression (1969), ni en Logique du sens (1969) se encuentra una mención explícita al término, sea para usarlo o criticarlo. En Différence et répetition (1968) aparece tres menciones interesantes sobre la ideología. Primero, cuando Deleuze explica brevemente la existencia de Ideas sociales, multiplicidades que encarnan sus variedades en distintas sociedades, señala que lo «económico está constituido por tal multiplicidad social» (Deleuze, 2002, p. 282) y, en consecuencia, «no hay problemas económicos que no sean sociales, aun si las soluciones son jurídicas, políticas, ideológicas» (Deleuze, 2002, p. 282). Es decir, en el ámbito social la Idea remitiría a lo económico como el ámbito virtual problemático, mientras que lo ideológico sería parte del ámbito actual de las soluciones. Segundo, Deleuze equipara la «falsa conciencia» de la ideología e inclusive el «fetichismo de la mercancía» de Marx a los «falsos problemas» donde lo virtual de la Idea es falsificado en sus casos. Tercero, el «buen sentido», un modo de representación «que corrige la diferencia» y «la introduce en un medio que debe originar la anulación de las diferencias o la compensación de las partes» (Deleuze, 2002, p. 337), es solidario con la «ideología»: «El buen sentido es la ideología de las clases medias que se reconocen en la igualdad como producto abstracto» (Deleuze, 2002, p. 337).

En L’Anti-Œdipe (1972) la elaboración de una conceptualidad propia supone la confrontación palmaria con el término ideología. En este libro el deseo es concebido como máquina (machine). ¿Cómo esclarecer este constructo? Una máquina se define en relación a los «flujos». El deseo es una máquina en el sentido de que opera sobre los flujos de lo real inconsciente. Tres son estas operaciones llamadas «síntesis»: síntesis conectivas que remiten a una instancia de producción donde se cortan los flujos, síntesis disyuntivas que refieren a un momento de antiproducción donde se registran los flujos, síntesis conjuntivas que desembocan en el consumo donde se obtiene el residuo de los flujos. A decir de los autores: «Bajo estos tres aspectos, el proceso de la producción deseante es simultáneamente producción de producción, producción de registro, producción de consumo. Extraer, separar, «dar restos», es producir y efectuar las operaciones reales del deseo» (Deleuze y Guattari, 1985, p. 47Deleuze, G. y Guattari, F. (1985). El Anti-Edipo. Capitalismo y esquizofrenia. Barcelona: Paidós.). Mas no solo eso. El deseo plantea un problema práctico, a saber: precisar el modo cómo se «usan» los flujos. A este respecto, Guattari y Deleuze proponen que existen dos tipos de usos: uno legítimo inmanente y otro ilegítimo trascendente. El primero toma a las síntesis como parciales, inclusivas y polívocas, es decir, asume la multiplicidad desbordante de los flujos del deseo en las colectividades sociales; el segundo las aborda como globales, exclusivas y biunívocas y, por tanto, limita la amplitud de los flujos a instancias particulares, dicotómicas y personalistas.

Vinculado a cada uno de los usos de las síntesis del deseo se obtiene dos formas de investimentos o catexis (investissements): un investimento revolucionario y otro investimento fascista. Guattari y Deleuze diferencian, a este respecto, dos ámbitos donde actúan los investimentos, el inconsciente y el preconsciente:

Existe una catexis libidinal inconsciente del campo social, que coexiste pero no coincide necesariamente con las catexis preconscientes o con lo que las catexis preconscientes «deberían ser». Por ello, cuando sujetos, individuos o grupos actúan claramente contra sus intereses de clase, cuando se adhieren a los intereses e ideales de una clase que su propia situación objetiva debería determinarles a combatir […]. Las catexis preconscientes se hacen o deberían hacerse según los intereses de clases opuestas. Pero las catexis inconscientes se realizan según posiciones de deseo y usos de síntesis (Deleuze y Guattari, 1985, p. 110Deleuze, G. y Guattari, F. (1985). El Anti-Edipo. Capitalismo y esquizofrenia. Barcelona: Paidós.).

Por ello, Guattari y Deleuze no convendrán en operar un corte tajante entre la máquina deseante y la máquina social. Es la máquina de deseo la que está debajo de toda forma de sociabilidad. El deseo es político no solo porque involucra un uso revolucionario o conservador de los flujos, sino también porque se decanta en una forma social. Entra la máquina deseante y máquina social no hay diferencia de naturaleza, sino solo de régimen.

¿De qué modo esta tematización se opone a la ideología en el sentido althusseriano? Son los investimentos inconscientes -así como la inmanencia entre máquina deseante y máquina social- los que se confrontan con la ideología y, a la vez, con la diferencia entre infraestructura y superestructura. En efecto, que uno posea un investimento inconsciente conservador y que, por consiguiente, realice una defensa a ultranza del libre mercado reduciendo con ello toda libertad social a una mera libertad individual monetaria no es una cuestión de ceguera ideológica; es, ante todo, un asunto de un modo de desear, pues se desea según modelos privatistas, biunívocos, exclusivos. Asimismo, el deseo no vendría a ser una instancia subjetiva que se añadiría a una positividad material económica primera. Por el contrario, él es quien determina tanto los flujos materiales como los flujos sociales, es decir, el deseo «es» la infraestructura:

El principio más general del esquizoanálisis dice, siempre, que el deseo es constitutivo de un campo social. De cualquier modo, es infraestructura, no ideología: el deseo está en la producción como producción social, del mismo modo que la producción está en el deseo como producción deseante (Deleuze y Guattari, 1985, p. 358Deleuze, G. y Guattari, F. (1985). El Anti-Edipo. Capitalismo y esquizofrenia. Barcelona: Paidós.).

No se trata, por consiguiente, para Guattari y Deleuze de ideología o superestructura, se trata del deseo y el modo de investir lo social. Esas oposiciones frontales, sin embargo, no deben hacernos olvidar que tanto Guattari como Althusser están planteando una teoría crítica contra el capital. De un lado, los polos fascistas se entienden como maneras de desear, de usar los flujos del deseo, donde el capital no solo produce representaciones y conductas, si no ante todo fabrica un inconsciente social; de otro, el aparato ideológico se entiende como la materialidad del poder capitalista que opera a través de la interpelación de los sujetos.

En Kafka. Pour une littérature mineure (1975) el concepto de máquina se encuentra superpuesto con el concepto de agenciamiento (agencement). En efecto, este, como otrora la máquina, se compone de una multiplicidad abierta de elementos. En lugar de flujos, tenemos contenido y expresión; en lugar de síntesis y usos, movimientos de territorialización o desterritorialización.

Con respecto al contenido y la expresión, aunque no se lo mencione, se encuentra una referencia a Louis Hjelmslev (1971)Hjelmslev, L. (1971). Prolégomènes à une théorie du langage. París: Minuit., quien amplía la tematización de la semiótica, pues ya no se trata de una que se desenvuelve lingüísticamente en el par significante/significado, sino de una no reducible a lo verbal que bascula en el par expresión/contenido. De este modo, el agenciamiento es una materia que expresa contenidos variados, que desborda el modelo lingüístico y enchufa con esquemas no verbales, gestuales, corporales, etc.

Con respecto a la territorialidad del agenciamiento, los materiales semióticos ya mencionados pueden «codificarse» en el sentido de estar sometido a mínimas conexiones entre sus elementos, así como, por el contrario, puede «descodificarse» y abrirse hacia nuevas conexiones: se trata respectivamente de los procesos de «territorialización» y «desterritorialización». En el agenciamiento prima el ámbito desterritorializador que se conecta con un concepto correlativo, e incluso casi equivalente, «las líneas de fuga»:

Será necesario decir que un agenciamiento tiene puntas de desterritorialización; o, lo que es lo mismo, que siempre tiene una línea de fuga por la cual él mismo huye y hace que huyan sus enunciados o sus expresiones que se desarticulan, así como sus contenidos que se deforman o se metamorfosean (Deleuze y Guattari, 1978, p. 124Deleuze, G. Y Guattari, F. (1978). Kafka. Por una literatura menor. México: Era.; traducción modificada).

Por esta razón podemos afirmar que la dupla polo paranoico-fascista y esquizo revolucionario de l’Anti-Œdipe (1972) de la máquina deseante se transmuta en el tándem (re)territorialización y desterritorialización del agenciamiento de deseo en Kafka (1975). No se habla de ideologías que cubrirían a los sujetos, sino de agenciamientos territorializados o desterritorializados que producen colectividades. Es esta dupla la que ahora reaparecerá en la pareja equipamiento y agenciamiento en la obra solista de Guattari.

En efecto, en La révolution moléculaire (1977Guattari, F. (1977). La révolution moléculaire. Essai d’analyse institutionnelle. Paris: Éditions Recherches.) Guattari construye, de manera parcial -pues este libro es un conjunto disperso de intervenciones textuales-, una oposición entre la idea anteriormente explicada, el agenciamiento, y una nueva, el equipamiento (l’équipement). Ambas nociones se explican a partir de la noción de «semiótica» según la influencia de Hjelmslev (1971)Hjelmslev, L. (1971). Prolégomènes à une théorie du langage. París: Minuit. como ya lo hemos apuntado. En este sentido, el equipamiento (équipement) se presenta como una manera de estructurar semióticamente al inconsciente, de determinar el ámbito de su contenido y el contorno de sus expresiones. Mas, es un modo restrictivo y acotado que cierra las conexiones del deseo y que incluso puede privilegiar una semiótica por sobre otra. Aquí Guattari conecta equipamiento con capitalismo, de modo que es el modo de producción capitalista el que modula nuestro inconsciente y lo «equipa» de contenidos y expresiones funcionales al capital: «la maquinaria capitalista está inserta en el funcionamiento básico de las conductas perceptivas, sensitivas, afectivas, cognitivas, lingüísticas, etc.» (Guattari, 2017, p. 104Guattari, F. (2017). La revolución molecular. Madrid: Errata naturae.). Con los equipamientos capitalistas las colectividades deseantes se atascan en una estructura cuadriculada y redundante donde se les impone «una forma de vida basada en un sistema de intercambios, la traducibilidad general de todos los valores» (Guattari, 2017, p. 98Guattari, F. (2017). La revolución molecular. Madrid: Errata naturae.). Mientras Althusser señalaba que el aparato es, ante todo, aparato ideológico e interpela para constituir sujetos; Guattari dice que el equipamiento es equipamiento del capital y que modela el deseo de los sujetos.

A contramano, una constitución divergente del inconsciente es el agenciamiento. Allí donde el equipamiento capitalista codifica la semiótica del deseo en una lógica de valor de cambio, el agenciamiento abre el deseo hacia semióticas múltiples e insospechadas: «A esta función de dispositivo [es decir, equipamiento] generalizado que estratifica los roles, jerarquiza la sociedad y programa el porvenir, nosotros le contraponemos la función de un agenciamiento colectivo del socius» (Guattari, 2017, p. 303Guattari, F. (2017). La revolución molecular. Madrid: Errata naturae.). En el agenciamiento se desterritorializa lógicas significantes, simbólicas y diagramáticas donde se rompe la obturación capitalista del deseo.

Es a partir de este constructo, el equipamiento, que Guattari critica abiertamente la postura de Althusser:

Me gustaría señalar que no se trata para nada de un entramado de aparatos ideológicos [appareils idéologiques], sino, lisa y llanamente, de una megamáquina compuesta por una multitud de elementos dispersos, que no solamente afecta a los trabajadores, sino que además «pone a trabajar» de forma permanente y ubicua a las mujeres, los niños, los ancianos, los marginados, etc. (Guattari, 2017, p. 101Guattari, F. (2017). La revolución molecular. Madrid: Errata naturae.).

Si en el texto anterior, la oposición entre equipamiento y agenciamiento se podía apreciar en algunos artículos reunidos, en Lignes de Fuite (1979Guattari, F. (2011 [1979]). Lignes de fuite. Paris: Éditions l’Aube.), un documento orgánico y sistemático, dicho paralelo aparece ultimado de manera prolija y exhaustiva y, al mismo tiempo, se percibe con nitidez la confrontación con el profesor de la École.

Para Guattari cada tipo de sociedad «equipa» el deseo de las colectividades de modo diverso. El capitalismo, o la sociedad «capitalística» como gusta llamarle Guattari, realiza un equipamiento que privilegia una grilla verbal: dictadura del significante del modo de producción capitalista. Además, ello lo hace a partir de un régimen «arbóreo». Es el capital, la valorización del valor, el elemento que estructura, de manera jerárquica, todas las actividades de lo real. Por contraste, el agenciamiento libera los elementos del deseo hacia ámbitos insospechados según un vínculo «rizomático». De este modo, el agenciamiento sería una suerte de resistencia y ofensiva al poder, un contragolpe inmanente que libera las «líneas de fuga» del deseo para dar lugar a contenidos y expresiones allende el capital.

Y, así como en l’Anti-Œdipe (1972) y La révolution moléculaire (1977) se desecha la dualidad infraestructura/superestructura, aquí se indica que los equipamientos no pasan por el nivel de la «superestructura»: «Mucho más que como meros elementos de una «superestructura» ideológica y política, los Equipamientos colectivos deberían ser considerados como máquinas que producen las condiciones de posibilidad de toda infraestructura económica capitalística» (Guattari, 2013, p. 30Guattari, F. (2013). Líneas de fuga. Por otro mundo de posibles. Buenos Aires: Cactus.). En consecuencia, los grupos-sometidos, los polos fascistas-reaccionarios, se explican ahora por fenómenos de poder que actúan «equipando» sujetos a fin de moldear y constituir instancias deseantes específicas. Las colectividades no funcionan, entonces, según modelos ideológicos ni interpelaciones, sino por modelamientos del deseo que los equipan o los agencian.

En este libro, pese a que Guattari se opone a Althusser denunciando como trampa o señuelo la cuestión del análisis de la ideología, admite de buen agrado su, digámoslo así, «filiación althusseriana»:

Esforzándose en no salirse nunca de los marcos de la ortodoxia marxista -pero será preciso observar esto más de cerca-, Louis Althusser intentó delimitar la especificidad de estas máquinas de semiotización colectiva con aquello que llamó los Aparatos ideológicos de Estado. […] La problemática que hemos buscado delimitar nosotros mismos con los agenciamientos colectivos de enunciación, las máquinas diagramáticas y las funciones de Equipamiento colectivo nos condujo, por el contrario, a considerar la existencia de una continuidad entre las formas caracterizadas de represión pública y los innumerables modos de interiorización «privados» de la represión (Guattari, 2013, pp. 140-141Guattari, F. (2013). Líneas de fuga. Por otro mundo de posibles. Buenos Aires: Cactus.).

Más allá de este justo reconocimiento, las coincidencias también saltan a la vista: ambos refieren el poder, sea como aparato o equipamiento, al dominio del capital; ambos tienen una perspectiva revolucionaria anticapitalista; y, en fin, ambos consideran a los sujetos/colectividades como efectos del poder. Así, los fenómenos de «alienación» realizados por el capital reciben una precisión conceptual: se trataría o bien de interpelaciones de efectos materiales en la conducta de los sujetos o bien de equipamientos del deseo que determinan las colectividades sociales en su conjunto.

En Mille Plateaux (1980) Guattari prosigue con el acento puesto en la noción de agenciamiento. Más acá desaparece la oposición entre este y el equipamiento. Toda posible dualidad y confrontación se disuelve en la inmanencia de aquello que (se) agencia.

El agenciamiento, «el inconsciente en persona» (Deleuze y Guattari, 1988, p. 42Deleuze, G. y Guattari, F. (1988): Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos.), tiene dos ejes. Un eje remite a la territorialización y a la desterritorialización; el otro, al contenido y a la expresión. Para el primer eje resulta relevante el concepto de «tierra». Esta no es sino el «cuerpo sin órganos» (CsO), esto es, un plano de consistencia donde hay una multiplicidad de elementos aún no estructurados, materias no formadas, singulares e intensivas del deseo. Tales elementos pueden ser organizados y compuestos en estructuras funcionales de modo que se pueden obtener «estratos» en el CsO. No obstante, antes de este proceso de «estratificación» existe «la máquina abstracta», a saber, un proceso de conexión de los materiales no estratificados del CsO que permite hacer escapar a sus elementos: «Todo huye, todo crea, pero nunca completamente solo, sino, al contrario, con una máquina abstracta» (Deleuze y Guattari, 1988, p. 61Deleuze, G. y Guattari, F. (1988): Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos.).

Pues bien, el agenciamiento no hace otra cosa que efectuar la máquina abstracta. Realiza la ruptura con lo estratificado y se oriente hacia el plano de consistencia del CsO. Se tiene entonces lo que se ha nombrado ya como «líneas de fuga». Con ellas el agenciamiento oscila entre la estratificación del territorio o la desestratificación del mismo: «Las territorialidades están, pues, atravesadas de parte a parte por líneas de fuga que hablan de la presencia en ellas de movimientos de desterritorialización y reterritorialización. […] Sin esos movimientos que las precipitan, nada serían» (Deleuze y Guattari, 1988, p. 61Deleuze, G. y Guattari, F. (1988): Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos.). No obstante, no hay que oponer territorialización y desterritorialización. Si bien la máquina abstracta efectuada por el agenciamiento hace desbordar al deseo, el agenciamiento no elimina sin más los estratos: «las fugas y los movimientos moleculares no serían nada si no volvieran a pasar por las grandes organizaciones molares, y no modificasen sus segmentos, sus distribuciones» (Deleuze y Guattari, 1988, p. 221Deleuze, G. y Guattari, F. (1988): Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos.). Es decir, es menester desestratificar, pero también remodelar los estratos, producir otros.

Con respecto al segundo eje, la materia organizada del CsO será el «contenido» del agenciamiento, mientras que los compuestos funcionales harán las veces de la «expresión». Dice Guattari:

Un agenciamiento incluye dos segmentos, uno de contenido, otro de expresión. Por un lado, es agenciamiento maquínico de cuerpos, de acciones y de pasiones, mezcla de cuerpos que actúan los unos sobre los otros; por otro, agenciamiento colectivo de enunciación, de actos y de enunciados, transformaciones incorporales que se atribuyen a los cuerpos (Deleuze y Guattari, 1988, p. 92Deleuze, G. y Guattari, F. (1988): Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos.).

Antes que una oposición entre ambos términos, los dos se encuentran atravesados por reversibilidades y simetrías. No hay estrato sin evitación desestructurante de la línea de fuga, no hay línea de fuga sin captura en los estratos.

¿Qué diremos del nexo con el vocablo ideología en este documento que, en apariencia, despliega vocablos abstractos distanciados de la problemática ideológica? El par grupo-sujeto y grupo-sometido, el tándem polo revolucionario y polo fascista, la dupla agenciamiento y equipamiento se hallan fundidos dentro de los componentes del agenciamiento (Ayala-Colqui, 2022aAyala-Colqui, J. (2022a). Dispositivos y equipamientos (no agenciamientos): la normalización y la codificación del capital según Foucault y Guattari. En Barbosa Cannavô, V., Suppi Pinto, T y Famer Rocha, C. (org.). Nos rastros de Foucault. Diálogos Contemporâneos (pp. 267-290). Sâo Paulo: Pimenta Cultural. https://doi.org/10.31560/pimentacultural/2022.94395.11 , 2022bAyala-Colqui, J. (2022b). Félix Guattari y el problema de la organización política: Transversalidad, polivocidad y diagramatismo entre micropolítica y macropolítica. Hybris. Revista de Filosofía, 13, pp. 131-155. http://dx.doi.org/10.5281/zenodo.7231914 ): por un lado, elementos flexibles que se tornan nómadas en las líneas de fuga que rompen los estratos; por otro lado, elementos segmentarios que sedentarizan los estratos. En tal sentido, un «equivalente» de la ideología o, mejor aún, del equipamiento sería la estratificación de los elementos del CsO del agenciamiento; pero un equivalente débil, pues no tiene como contraparte excluyente la ciencia, ni mucho menos la infraestructura, toda vez que la territorialización y la desterritorialización conviven en los agenciamientos, con los agenciamientos.

No hay que olvidar, por lo demás, que en este libro Guattari y Deleuze oponen «la máquina de guerra» (machine de guerre) al «aparato de Estado» (appareil d’État), matizando la carencia de dicotomías que se encuentra en el concepto de agenciamiento. La máquina de guerra es «exterior»al aparato de Estado y, no obstante, ambos elementos deben entenderse en términos coexistencia y confrontación. Es en la máquina de guerra donde prima lo nómada, entendido como vector de desterritorialización. En el aparato de Estado prevalece lo sedentario, esto es, la territorialización, la codificación, la estratificación. Al final, si bien no se atenúa la contraposición, sí se retorna a la intercambiabilidad que no es otra cosa que la conjura de todo esencialismo, es decir, cualquier multiplicidad puede devenir una máquina de guerra o dejarse capturar por un aparato de Estado -como ya sucedía con el grupo-sujeto y el grupo-sometido en las primigenias teorías de Guattari-:

El problema no es, pues, el de lo bueno y el de lo malo, sino el de la especificidad. La especificidad de la organización numérica procede del modo de existencia nómada y de la función-máquina de guerra […] [que] opondrá una máquina y una existencia al aparato de Estado, trazará una desterritorialización que atraviesa a la vez las territorialidades de linajes y el territorio o la desterritorialidad de Estado (Deleuze y Guattari, 1988, p. 394Deleuze, G. y Guattari, F. (1988): Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos.).

Del mismo modo, es importante recalcar que el capitalismo es concebido como una «axiomática». Una axiomática que triunfará gracias a la forma-Estado y su aparato de captura. Recibe ese nombre porque no hace otra cosa que codificar lo real en torno al predominio del mercado y el capital a partir de mecanismos de adjunción, sustracción, saturación de «axiomas» destinados a controlar los flujos del deseo, esto es, las territorialidades posibles de lo que se llamó agenciamiento.

El contraconcepto de la axiomática capitalista es la «minoría». Entiéndase bien este concepto. No se trata de una cuestión cuantitativa o estadística. Una minoría no es sino una multiplicidad no numerable, no decidible, no codificable por la axiomática:

La minoría se define como conjunto no numerable, cualquiera que sea el número de sus elementos. Lo que caracteriza lo innumerable no es ni el conjunto ni los elementos, más bien es la conexión, el «y», que se produce entre los elementos; entre los conjuntos, y que no pertenece a ninguno de los dos, que les escapa y constituye una línea de fuga (Deleuze y Guattari, 1988, p. 473Deleuze, G. y Guattari, F. (1988): Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos.).

Existe, pues, una clara convergencia entre la línea de fuga del agenciamiento y la minoridad contrapuesta a la axiomática del capital. Una minoridad que no es una entidad dada de antemano, sino un devenir: «El devenir siempre es minoritario […]; utilizando muchos elementos de minoría, conectándolos conjugándolos se inventa un devenir específico autónomo, imprevisto» (Deleuze y Guattari, 1988, p. 108Deleuze, G. y Guattari, F. (1988): Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos.).

Pues bien, con respecto a la ideología, aquí se plantea, con los relevos del agenciamiento, la máquina de guerra o la minoría, que «no hay, nunca ha habido ideología» (Deleuze y Guattari, 1988, p. 11Deleuze, G. y Guattari, F. (1988): Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos.) y, de manera más perentoria, «la ideología es el más execrable de los conceptos» (Deleuze y Guattari, 1988, p. 73Deleuze, G. y Guattari, F. (1988): Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos.). Esto es así porque se presupone lo que ya estuvo esclarecido en los textos pretéritos de Guattari: el deseo no es algo que pasa por una instancia «superestructural» que estaría determinada de antemano por una instancia «infraestructural». Es, por el contrario, el que constituye lo real social como tal; es tanto infraestructura como superestructura. Guattari y Deleuze afirman, en una clara oposición a Althusser: «Nosotros no conocemos ni la cientificidad ni la ideología, solo conocemos agenciamientos.» (Deleuze y Guattari, 1988, p. 27Deleuze, G. y Guattari, F. (1988): Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos.).6En 1977 aparece Dialogues donde Deleuze, entrevistado por Claire Parnet, precisa algunos puntos de su obra. De aquí rescatamos algunas citas sobre el concepto de ideología. Primero, «Los enunciados no son ideología. No hay ideología. Los enunciados, al igual que los estados de cosas, son piezas y engranajes del agenciamiento. En un agenciamiento no hay ni infraestructura ni superestructura» (Deleuze y Parnet, 1980, p. 81). Segundo, «El auténtico problema nunca ha sido ideológico, siempre ha sido de organización: ¿es posible una organización que se configure según el modelo del aparato de Estado, incluso si solo es para prefigurar el futuro Estado? Y en caso afirmativo, ¿será caso una máquina de guerra con sus líneas de fuga? Hay que oponer la máquina de guerra al aparato de Estado» (Deleuze y Parnet, 1980, p. 164). Se puede observar, pues, que con el concepto de agenciamiento y máquina de guerra el concepto de ideología pierde pertinencia.

No obstante, insistimos en esto, la oposición -destitución de la ideología y de la dualidad infraestructura/superestructura- no debe impedirnos ver los paralelismos entre Guattari y Althusser. Resulta interesante, al respecto, cómo ambos conceptualizan al poder como un «aparato»: aparato de Estado, junto a la axiomática capitalista, en Guattari; aparato represivo e ideológico de Estado en Althusser. Inclusive, se observa bien la correlación entre el ámbito estatal y mercantil en el capitalismo, tema de sobra conocido por el marxismo tradicional, esto es, el aparato estatal como instrumento de dominación de la burguesía y el capital (Althusser, 1967Althusser, L. (1967). La revolución teórica de Marx. México: Siglo XXI.). Y, de la misma manera, ambos tienen un concepto que revela un potencial revolucionario contra el estado de cosas vigentes de los «aparatos»: el agenciamiento desterritorializador, la máquina de guerra, la minoría en el caso de Guattari; el proletariado a través de la lucha de clases, en Althusser. Textualmente se aprecia este vínculo sugerente en Mille Plateaux (1980): los agenciamientos, la máquina de guerra, las minorías «si son revolucionarias, es porque implican un movimiento más profundo que pone en tela de juicio la axiomática mundial. La potencia de minoría, de particularidad, encuentra su figura o su conciencia universal en el proletario» (Deleuze y Guattari, 1988, p. 475Deleuze, G. y Guattari, F. (1988): Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos.). Se puede ver, por tanto, en Guattari y Deleuze no una exclusión de la problemática marxista,7Recordemos que Gilles Deleuze decía en una entrevista con Toni Negri: «Creo que tanto Félix Guattari como yo, aunque quizá de dos maneras diferentes, nos hemos mantenido fieles al marxismo» (Deleuze, 1995, p. 268). Este es, por lo demás, el punto de partida de un análisis clasista y anticapitalista de la obra de Deleuze y Guattari en un reciente libro de Jun Fujita Hirose (2021), que no hace sino abonar a la convergencia, y no mera cancelación, entre Guattari, Deleuze y Althusser. Sobre la relación entre Deleuze y Marx véase Thoburn (2019) y sobre el vínculo Guattari y Marx confróntese Ayala-Colqui (2022a, 2022c) y Spinelli (2021). sino un enriquecimiento, conceptual y terminológica, que permiten aprehender más matices y sutilezas en la realidad social.

Explicitemos ahora, y de cara a la totalidad bibliográfica revisada, nuestra pregunta: ¿cómo se posicionan los conceptos de Guattari frente al concepto de ideología de Althusser? Antes que modelarse los constructos de Guattari como sus opositores, vendrían a ser su reemplazo e inclusive su suplementación. En Lignes de fuite (1979Guattari, F. (2011 [1979]). Lignes de fuite. Paris: Éditions l’Aube.) Guattari considera expresamente que su manera de concebir el poder funcionando en el inconsciente (y no solo en las representaciones de los individuos) es una reformulación, desde una perspectiva semiótica, de la intención crítica de Althusser. Más esta modificación, pensar el poder actuando sobre el inconsciente y sobre las colectividades, lo lleva a desechar dos dualidades recurrentes en el destacado profesor de l’École: la diferencia entre ciencia e ideología y la diferencia infraestructura y superestructura. De ese modo, no existe primero un modo de producción capitalista que fabricaría una ideología para interpelar a los sujetos a entrar en una relación imaginaria con las condiciones reales de su existencia, sino una manera de modelar el deseo que produce a la vez sujetos y modos de producción. De un lado, se trata de aparatos ideológicos; de otro lado, de grupos-sometidos, equipamientos, (re)territorializaciones, aparato de Estado y axiomática capitalista. Es aquí donde se perciben, allende las confrontaciones textuales, los ecos de la ideología.

CONCLUSIONES

 

Si Althusser presentaba un acercamiento al psicoanálisis (Guillot, 2010Guillot, P. (2010). Althusser y el psicoanálisis. Buenos Aires: Nueva Visión.) y su teoría aún conservaba algunos miramientos del marxismo tradicional, en cierto modo Guattari ha operado una radicalización, toda vez que lo ideológico va hacia lo no consciente y ya no solo engaña a los sujetos distorsionando la realidad, sino que modela sujetos y construye, materialmente, lo real. Si en Althusser no había afuera de la ideología, en Guattari sí lo hay: el afuera no es sino el adentro, es decir, desde la inmanencia del deseo mismo, no importa si sometido a los regímenes semióticos del capital, es posible implosionar dicha modelación a fin de abrirse a las líneas de fuga. En el paso del aparato al equipamiento, los contraconceptos han tenido que experimentar también una modificación enriquecedora: se ha pasado del tradicional proletariado y lucha de clases al grupo-sujeto, al agenciamiento, a la máquina de guerra y a la minoría. Todo ello, no para recusar el marxismo, sino en función a elaborar un arma teórica crítica contra el capital. En ambos casos, más allá de las críticas verbales y la superficial contraposición, existe una profunda afinidad anticapitalista. Esta posición crítica contra el capital, inclusive, usa dos términos «tecnológicos», que en el lenguaje común son intercambiables, aparato (appareil) y equipamiento (équipement), y que en el plano filosófico más allá de los particulares corpus teóricos, no destituyen su permuta.8Resulta llamativo cómo muchos investigadores (Krtolica, 2009; Heredia, 2014; Landaeta, 2020) influenciados por la lectura de Deleuze, y por la omisión de la obra solista de Guattari, realizan un paralelo entre el concepto foucaultiano de «dispositivo» y el concepto deleuziano de «agenciamiento», cuando en realidad no es el dispositivo de Foucault (que piensa las relaciones de poder) el que tiene una afinidad con el agenciamiento, sino el equipamiento. En efecto, tanto el dispositivo (dispositif) como el equipamiento (équipement) remiten al poder, mientras que el agenciamiento no refiere sino a un contrapoder, cuyo equivalente en el léxico foucaultiano es la resistencia, la contraconducta, la crítica (Ayala-Colqui, 2022a). Y más aún, algo que se pierde en el acercamiento entre Foucault y Deleuze, tanto Foucault (Ayala-Colqui, 2021) como Guattari construyen sus conceptos «tecnológicos» en diálogo con Althusser: cuestionando la diferencia infraestructura y superestructura conciben modos en la que el poder, aunando elementos heterogéneos, construye sujetos/colectividades (Ayala-Colqui, 2022a). Tenemos, en suma, aparatos como redes heterogéneas que interpelan individuos y materialmente los constituyen en sujetos con su contrapartida en la lucha de clases por parte del proletariado en los aparatos mismos; equipamientos que vinculan variables heteróclitas produciendo un régimen deseante y social y, en revancha, grupos-sujetos, agenciamientos, máquinas de guerra y devenires minoritarios que se constituyen en el deseo mismo de las colectividades. Es aquí donde se puede apreciar el auténtico posicionamiento de Guattari (y Deleuze) frente a la noción de ideología, es decir, no en la mera supresión del concepto, sino en su sustitución analógica y enriquecedora.

NOTAS

 
1

En la postulación de este sujeto puede verse un paralelo con la propuesta psicoanalítica de Lacan del Otro simbólico (Lacan, 1981Lacan, J. (1981). El Seminario. Libro I: Los escritos técnicos de Freud (1953-54). Buenos Aires: Paidós., 1985Lacan, J. (1985). Escritos I. Buenos Aires: S. XXI.). Guillot (2010)Guillot, P. (2010). Althusser y el psicoanálisis. Buenos Aires: Nueva Visión. demuestra, al respecto, que existe una ambigüedad en el acercamiento de Althusser a Lacan, el cual se expresa, entre otras cosas, en que la ideología pertenecería, de un modo irresuelto, al orden imaginario y simbólico.

2

De hecho, antes de que Marx usará el término ideología como falsa conciencia, aquel carecía de una connotación negativa o crítica. Destutt de Tracy, en el s. XVIII, emplea el vocablo como el estudio empírico de las ideas (Barth, 1954Barth, H. (1954). Verdad e ideología. México: FCE.).

3

En el caso de Deleuze, en sus primeros trabajos monográficos sobre Hume, Nietzsche, Kant o Bergson casi no aparece el vocablo ideología, salvo contadas excepciones. Ello es otra justificación, por lo demás, de por qué este artículo se apoya en la obra de Guattari antes que en la de Deleuze. En Nietzsche et la philosophie (1962Deleuze, G. (2014 [1962]). Nietzsche et la philosophie. Paris: PUF ), el filósofo parisino utiliza el término en un sentido peyorativo, sobre todo para contraponerlo el proyecto nietzscheano: Nietzsche se habría opuesto a las ideologías positivistas, humanistas y dialécticas. A propósito de esta última se sentencia: «la dialéctica es la ideología propiamente cristiana. Finalmente, es el pensamiento del esclavo, expresando la vida reactiva en sí misma y el devenir-reactivo del universo» (Deleuze, 1998, p. 273Deleuze, G. (1998). Nietzsche y la filosofía. Barcelona: Anagrama.).

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Guattari (2017)Guattari, F. (2017). La revolución molecular. Madrid: Errata naturae. subraya «no podemos dejar de lado la actualización del marxismo y del freudismo. Es necesario partir de las prácticas existentes para remontarse a los vicios de origen de las teorías, puesto que, de una manera o de otra, este tipo de distorsiones saca a relucir sus puntos débiles» (p. 22). Mientras tanto Althusser (1996)Althusser, L. (1996). Escritos sobre psicoanálisis. Freud y Lacan. México: Siglo XXI. propugna: «Los marxistas, que conocen por experiencia las deformaciones que fueron impuestas por sus adversarios al pensamiento de Marx, pueden comprender que Freud haya experimentado a su manera el mismo destino, y la importancia teórica de un auténtico “retorno a Freud”» (pp. 26-27).

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Por contraste, en fechas cercanas, el término ideología es aún más escaso en Deleuze. Más aún, ni en Spinoza et le problème de l’expression (1969), ni en Logique du sens (1969) se encuentra una mención explícita al término, sea para usarlo o criticarlo. En Différence et répetition (1968) aparece tres menciones interesantes sobre la ideología. Primero, cuando Deleuze explica brevemente la existencia de Ideas sociales, multiplicidades que encarnan sus variedades en distintas sociedades, señala que lo «económico está constituido por tal multiplicidad social» (Deleuze, 2002, p. 282Deleuze, G. (2002). Diferencia y repetición. Buenos Aires: Amorrortu.) y, en consecuencia, «no hay problemas económicos que no sean sociales, aun si las soluciones son jurídicas, políticas, ideológicas» (Deleuze, 2002, p. 282Deleuze, G. (2002). Diferencia y repetición. Buenos Aires: Amorrortu.). Es decir, en el ámbito social la Idea remitiría a lo económico como el ámbito virtual problemático, mientras que lo ideológico sería parte del ámbito actual de las soluciones. Segundo, Deleuze equipara la «falsa conciencia» de la ideología e inclusive el «fetichismo de la mercancía» de Marx a los «falsos problemas» donde lo virtual de la Idea es falsificado en sus casos. Tercero, el «buen sentido», un modo de representación «que corrige la diferencia» y «la introduce en un medio que debe originar la anulación de las diferencias o la compensación de las partes» (Deleuze, 2002, p. 337Deleuze, G. (2002). Diferencia y repetición. Buenos Aires: Amorrortu.), es solidario con la «ideología»: «El buen sentido es la ideología de las clases medias que se reconocen en la igualdad como producto abstracto» (Deleuze, 2002, p. 337Deleuze, G. (2002). Diferencia y repetición. Buenos Aires: Amorrortu.).

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En 1977 aparece Dialogues donde Deleuze, entrevistado por Claire Parnet, precisa algunos puntos de su obra. De aquí rescatamos algunas citas sobre el concepto de ideología. Primero, «Los enunciados no son ideología. No hay ideología. Los enunciados, al igual que los estados de cosas, son piezas y engranajes del agenciamiento. En un agenciamiento no hay ni infraestructura ni superestructura» (Deleuze y Parnet, 1980, p. 81Deleuze, G. y Parnet, C. (1980). Diálogos. Valencia: Pre-textos.). Segundo, «El auténtico problema nunca ha sido ideológico, siempre ha sido de organización: ¿es posible una organización que se configure según el modelo del aparato de Estado, incluso si solo es para prefigurar el futuro Estado? Y en caso afirmativo, ¿será caso una máquina de guerra con sus líneas de fuga? Hay que oponer la máquina de guerra al aparato de Estado» (Deleuze y Parnet, 1980, p. 164Deleuze, G. y Parnet, C. (1980). Diálogos. Valencia: Pre-textos.). Se puede observar, pues, que con el concepto de agenciamiento y máquina de guerra el concepto de ideología pierde pertinencia.

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Recordemos que Gilles Deleuze decía en una entrevista con Toni Negri: «Creo que tanto Félix Guattari como yo, aunque quizá de dos maneras diferentes, nos hemos mantenido fieles al marxismo» (Deleuze, 1995, p. 268Deleuze, G. (1995). Conversaciones. 1972-1990. Valencia: Pre-textos.). Este es, por lo demás, el punto de partida de un análisis clasista y anticapitalista de la obra de Deleuze y Guattari en un reciente libro de Jun Fujita Hirose (2021)Hirose, J. (2021). ¿Cómo imponer un límite absoluto al capitalismo? Filosofía y política de Deleuze y Guattari. Buenos Aires: Tinta Limón., que no hace sino abonar a la convergencia, y no mera cancelación, entre Guattari, Deleuze y Althusser. Sobre la relación entre Deleuze y Marx véase Thoburn (2019)Thoburn, N. (2019). Deleuze, Marx y la política. Buenos Aires: Marat. y sobre el vínculo Guattari y Marx confróntese Ayala-Colqui (2022aAyala-Colqui, J. (2022a). Dispositivos y equipamientos (no agenciamientos): la normalización y la codificación del capital según Foucault y Guattari. En Barbosa Cannavô, V., Suppi Pinto, T y Famer Rocha, C. (org.). Nos rastros de Foucault. Diálogos Contemporâneos (pp. 267-290). Sâo Paulo: Pimenta Cultural. https://doi.org/10.31560/pimentacultural/2022.94395.11 , 2022c)Ayala-Colqui, J. (2022c). Máquinas y capital. Félix Guattari y la caracterización de los automatismos maquínicos a partir de un contrapunto con las categorías marxianas. Izquierdas, 51, pp. 1-15. y Spinelli (2021)Spinelli, J. M. (2021). Esquizoanálisis y (refundación del) comunismo. En Amarilla, S., Bertazzo, G. y Santaya, G. (eds.). Las potencias del continuo. Deleuze: ontología práctica 3 (pp. 237-251). Buenos Aires: RAGIF. .

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Resulta llamativo cómo muchos investigadores (Krtolica, 2009Krtolica, I. (2009). Diagramme et agencement chez Gilles Deleuze. L’élaboration du concept de diagramme au contact de Foucault. Filozofija i Društvo, 3 (20), pp. 97-124. https://doi.org/10.2298/FID0903097K ; Heredia, 2014Heredia, J. (2014). Dispositivos y/o agenciamientos. Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, 19 (1), pp. 83-101. https://doi.org/10.24310/Contrastescontrastes.v19i1.1080 ; Landaeta, 2020Landaeta, P. (2020). Artefactos conceptuales: el concepto de agenciamiento y la noción de dispositivo. En Landaeta Patricio y Ezcurdia José (eds.), Gilles Deleuze y Félix Guattari: Perspectivas actuales de una filosofía vitalista. Santiago de Chile: Metales Pesados.) influenciados por la lectura de Deleuze, y por la omisión de la obra solista de Guattari, realizan un paralelo entre el concepto foucaultiano de «dispositivo» y el concepto deleuziano de «agenciamiento», cuando en realidad no es el dispositivo de Foucault (que piensa las relaciones de poder) el que tiene una afinidad con el agenciamiento, sino el equipamiento. En efecto, tanto el dispositivo (dispositif) como el equipamiento (équipement) remiten al poder, mientras que el agenciamiento no refiere sino a un contrapoder, cuyo equivalente en el léxico foucaultiano es la resistencia, la contraconducta, la crítica (Ayala-Colqui, 2022aAyala-Colqui, J. (2022a). Dispositivos y equipamientos (no agenciamientos): la normalización y la codificación del capital según Foucault y Guattari. En Barbosa Cannavô, V., Suppi Pinto, T y Famer Rocha, C. (org.). Nos rastros de Foucault. Diálogos Contemporâneos (pp. 267-290). Sâo Paulo: Pimenta Cultural. https://doi.org/10.31560/pimentacultural/2022.94395.11 ). Y más aún, algo que se pierde en el acercamiento entre Foucault y Deleuze, tanto Foucault (Ayala-Colqui, 2021Ayala-Colqui, J. (2021). Subjetividad y subjetivación en Marx: una lectura confrontativa a partir de Heidegger y Foucault. Tópicos (México), 61, pp.109-144. https://doi.org/10.21555/top.v0i61.1208 ) como Guattari construyen sus conceptos «tecnológicos» en diálogo con Althusser: cuestionando la diferencia infraestructura y superestructura conciben modos en la que el poder, aunando elementos heterogéneos, construye sujetos/colectividades (Ayala-Colqui, 2022aAyala-Colqui, J. (2022a). Dispositivos y equipamientos (no agenciamientos): la normalización y la codificación del capital según Foucault y Guattari. En Barbosa Cannavô, V., Suppi Pinto, T y Famer Rocha, C. (org.). Nos rastros de Foucault. Diálogos Contemporâneos (pp. 267-290). Sâo Paulo: Pimenta Cultural. https://doi.org/10.31560/pimentacultural/2022.94395.11 ).

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