La identidad, en sí misma considerada, resulta una cuestión que ha llegado a ser en nuestros días compleja, y se concibe como fragmentada. En este sentido, categorías convencionales como la del cosmopolitismo quizás parecen que hayan quedado un tanto desfasadas. Si el ámbito de estudio queda conceptualizado entre un localismo reaccionario y un universalismo que tal vez no nos dice gran cosa, es dentro de este espectro en donde hay que situar hoy al cosmopolitismo ético. Aunque no existen visos de que las diferencias teóricas se resuelvan o, al menos, se aminoren, la teoría del cosmopolitismo ha adquirido un nuevo aliento dentro del proyecto asociado al pensamiento de Martha Nussbaum. Lo que me propongo en este artículo es incidir en las ideas de esta autora y su nueva puesta en valor.
Identity itself has become complex and fragmented in our age, and in this sense, perhaps conventional categories as cosmopolitanism therefore no longer suit us very well. Conceptualizing the intellectual landscape between reactionary localism and vapid universalism, is where the debate in ethical cosmopolitanism has landed today. Although it shows no real sign of theoretical resolving or slowing, cosmopolitan theory has taken more explicitly new direction connected with the project associated with Martha Nussbaum’s thought. I propose to deal in this paper her ultimately and re-articulated cosmopolitan ideas.
Alguien que considere los acontecimientos de nuestro presente bien puede tener la impresión de que el mundo no está hecho más que para interesarse por uno mismo; por pocos más, si incluimos el círculo más cercano de los seres más queridos. La desesperación y la melancolía pueden generar un estado de ánimo de difícil escape, desde luego, si actúan impulsadas por el nuevo panorama que nos deja la pandemia de la covid-19, especialmente cuando uno acaba viéndose afectado por el virus. En relación con un futuro cada vez más incierto, tal pesadumbre está llamada a durar en el tiempo, incluso, aunque se consiguiera estar a salvo de la covid-19. Por desgracia, hay otras vicisitudes que pueden alimentar todavía más esta situación; algunas son ya endémicas, singularmente, el desempleo o, en general, la carencia de servicios públicos tras el desmantelamiento progresivo que han sufrido los estados del bienestar. Creo que lo que quiero decir podría hacerlo si me inspiro en una alegoría que la socióloga
Muchos pueden tener la impresión de que ya no tienen el control sobre sus propias vidas. El ambiente actual está muy marcado por las divisiones partidistas y por las retóricas rupturistas, tanto como por la gran importancia que han adquirido los localismos enfrentados, de una u otra manera, a la globalización. Esta ha producido una grandísima sensación de impotencia en todo el planeta, un sentimiento de -podríamos llamar- indefensión que ha generado, en buena medida, hastío y un malestar en la ciudadanía. También, ha producido una grandísima desafección, que, como muchos han visto (de una manera incisiva, David Runciman
Pero esto no es todo. A comienzos de siglo, los clásicos términos ‘cosmopolita’ y ‘cosmopolitismo’ (provenientes, como es sabido, de la filosofía estoica) se habían convertido en palabras clave, y se emplearon como la cuadratura del círculo de la mentada globalización económica. La globalización solía pensarse en aquel entonces aderezada con los novedosos efectos y la influencia de las redes de comunicación de masas en una era multicultural y de la información. Se fomentó la idea de una inmediata interacción planetaria entre los distintos seres humanos que pueblan partes muy distantes del globo. Mientras la tradicional soberanía de los Estados estaba siendo puenteada por el funcionamiento de los nuevos marcos y escenarios económicos globales, algunos (quiero pensar, en concreto, en David Held
Lo que me propongo en este estudio es destacar cómo Nussbaum pergeña sus ideas sobre el cosmopolitismo, qué continúa presente de sus primeras ideas originales y, muy importante para quien quiera penetrar con mayor seguridad en su pensamiento, qué extremos de su teoría han cambiado. Su propuesta, no solo debe contar por su originalidad, fundándose, como veremos, en una gran cantidad de fuentes filosóficas, sino que debe considerarse, aunque
Dado que, hasta el momento, la mayor parte de los estudios que han tratado de profundizar en la idea del cosmopolitismo nussbaumiano se han escrito a la luz de su pensamiento cosmopolita inicial, no habría nada mejor que remitirse a esos mismos concienzudos trabajos
Fue en
Lo que caracteriza a esta primera versión del cosmopolitismo nussbauminano es una defensa radicalmente abstracta del mismo, en la cual el sentimiento por la humanidad se sobrepone a los vínculos fuertes de la familia, nuestras amistades y el Estado del que formamos parte. Desde dicho punto de vista este tipo de lealtades, aunque en general valiosas
Considerar a las personas como moralmente iguales es tratar a la nacionalidad, la etnia, la clase, la raza y el género como
Nussbaum ha popularizado la teoría de los círculos del afecto que, como ella misma se encarga de resaltar, procede originalmente de Hierocles, un filósofo estoico tardío del que no se sabe nada con certeza, ni siquiera es seguro el tiempo en que vivió, aunque es habitual adscribírsele al siglo II de n. e.
La humanidad cesa en las fronteras de la tribu, del grupo lingüístico (...) y hasta tal punto, que se designan con nombres que significan ‘los hombres’ (...), ‘los buenos’, ‘los excelentes’, ‘los completos’, implicando así que las otras tribus, grupos o pueblos no participan de las virtudes o hasta de la naturaleza humanas, sino que están a lo sumo compuestas de ‘maldad’, ‘mezquindad’, o son ‘monos de tierra’ o ‘huevos de piojo’
Volviendo a Hierocles, sus ideas estoicas le llevaron a incluir en su explicación un último círculo afectivo, totalmente novedoso para el sentido convencional que predominaba de dicha identidad cultural tradicional grecolatina. Este último círculo es el que representa el afecto que sentimos hacia la humanidad
A diferencia de Hierocles, Nussbaum establece radicalmente que -vuelvo a incidir- nuestra lealtad primaria abarca a todos los miembros del género humano. En este círculo no existe distinción, propiamente, entre los individuos que forman parte de la misma familia, nuestros amigos o nuestros conciudadanos, los miembros de un mismo pueblo o de un Estado. Dicha defensa cosmopolita le granjeó críticas, algunas de las cuales se recogen -como acabo de indicar- en
El segundo de los aspectos importantes en los que debería repararse en el estudio de la idea de cosmopolitismo de
El último libro que ha publicado Martha Nussbaum es
La tradición cosmopolita presenta, según Nussbaum, una serie de puntos importantes como aproximación a nuestra relación moral con las personas que viven fuera del Estado del que formamos parte. En primer lugar, esta tradición, heredera del cinismo y del estoicismo, pretende establecer una relación estrictamente ética entre todos los miembros del género humano, que, como tal, no está regulada ni supeditada por consideraciones ajenas (jurídicas, políticas) de conveniencia y seguridad por parte de los Estados. Con todo, dicho sustrato ético animó el denominado derecho de gentes (
La importancia que adquiere Cicerón en
Quizás conviene recordar lo que he dicho al empezar, puesto que el cosmopolitismo tiene a las cuestiones sobre la identidad como su principal espada de Damocles. Peter Sloterdijk escribe en un reciente artículo, que “estamos
En realidad, la alegoría (la autora lo llama metáfora) pretende dar cuenta de lo que le sucede al ciudadano medio de los EE. UU., y trata de establecer un diagnóstico de por qué Donald Trump pudo llegar a la presidencia, tras las elecciones de 2016. Véase A. R. Hotchschild, Extraños en su propia tierra. Réquiem por la derecha estadounidense, Capitán Swing Libros, Madrid,
Cf. D. Runciman, Así termina la democracia, Paidós, Barcelona,
Cf. M. C. Nussbaum, La monarquía del miedo. Una mirada filosófica a la crisis política actual, Paidós, Barcelona,
Desde que apareciera su célebre libro La terapia del deseo, un magnífico estudio sobre la teoría de las emociones en las distintas escuelas filosóficas helenísticas, Nussbaum se embarcó, no solo en la investigación de esta faceta filosófica sobre las emociones, propia del pensamiento grecolatino, sino que ha tratado de analizar desde una perspectiva comparativa dicha filosofía con los pensamientos moderno y contemporáneo, trayendo a colación distintas obras de la literatura, que no tienen por qué ser específicamente filosóficas. Destaco sus obras:
Para este juicio que doy sobre las decisiones mayoritarias que llevaron a Trump a la presidencia de los EE. UU. o al referéndum del Brexit en Gran Bretaña, me remito a Francisco Veiga et al., Patriotas indignados. Sobre la nueva ultraderecha en la Posguerra Fría (Neofascismo, posfascismo y nazbols), Alianza, Madrid,
Cf. M. C. Nussbaum, Emociones políticas. ¿Por qué el amor es importante para la justicia?, Paidós, Barcelona,
En realidad, se convirtió en una tónica en el pensamiento de este autor desde la aparición a finales de la década de los ochenta del pasado siglo de su conocida obra: Modelos de democracia, Alianza, Madrid,
En su caso, como es bien conocido, de forma persistente a lo largo de su extensa obra.
Quisiera destacar, al menos, dos: Carmen Trueba Atienza: “Una aproximación al cosmopolitismo de M. C. Nussbaum”, en D. M. Granja Castro, y G. Leyva Martínez (eds.), Cosmopolitismo. Democracia en la era de la globalización, Anthropos/ Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, Barcelona,
J. Cohen (comp.), Los límites del patriotismo. Identidad, pertenencia y ‘ciudadanía mundial’, Barcelona, Paidós,
M. C. Nussbaum, El cultivo de la humanidad. Una defensa clásica de la reforma en la educación liberal, Paidós, Barcelona,
Cf.
Refiriéndose al nacionalismo exacerbado,
Para la afirmación que hago sobre la popularización de la teoría de Hierocles por parte de Nussbaum, véase, Fonna Forman-Barzilai, Adam Smith and the Circles of Sympathy. Cosmopolitanism and Moral Theory, Cambridge University Press, Cambridge,
Cf. Hierocles the Stoic, Elements of Ethics, Fragments, and Excerpts, Society of Biblical Literature, Atlanta,
Cf.
C. Lévi-Strauss, Raza y cultura, Cátedra, Madrid,
Sobre el sentimiento de indiscutible superioridad cultural y racial en la época clásica griega me remito al penetrante estudio que hace Edith Hall, Inventing the Barbarian. Greek Self-Definition through Tragedy, Clarendon Press, Oxford,
Las excepciones a este sentido generalizado de superioridad cultural y racial son, en realidad, escasas en las fuentes antiguas, aparte del relato legendario sobre la presencia en tierras griegas del sabio Anacarsis el escita (que, en todo caso, debería tratarse de un caso de malinchismo), el sofista Antifonte de Atenas defendió que los bárbaros nacen siendo iguales a los griegos, en lo que, sin embargo, parece solo un argumento antilógico o el tipo de ‘discursos demoledores’ (
Cf.
Adam Smith, La teoría de los sentimientos morales, Alianza, Madrid,
Igual que antes con respecto a la estima del bárbaro, también, en esto hubo excepciones, o habría que introducir importantes matizaciones, en el ámbito de las escuelas filosóficas y de las creencias religiosas. Sobre el particular, me remito al espectacular estudio que escribió Richard Sorabji, Animal Minds and Human Morals. The Origins of the Western Debate, Cornell University Press, Ithaca,
Cf. M. C. Nussbaum, “Duties of Justice, Duties of Material Aid: Cicero’s Problematic Legacy”, en S. K. Strange y J. Zupko (eds.), Stoicism. Traditions and Transformations, Cambridge University Press, Cambridge,
A Hércules lo convirtieron ya los antiguos pitagóricos -y no solo el crotoniata Milón- en prototipo del esfuerzo intelectual (cf. Marcel Detienne, “Héraclès, héros pythagoricienne”, Revue de l’Histoire des Religions, 177,
Trayendo a colación la propia explicación de Hannah Arendt en un artículo preliminar de lo que será su magna obra La condición humana, “actuar” significa “tomar una iniciativa, comenzar, como indica la palabra griega archein, o poner algo en movimiento, que es el significado original del agere latino” (H. Arendt, “Labor. Trabajo. Acción: Una conferencia”, en De la historia a la acción, Paidós, Barcelona,
R. Aron, Introducción a la filosofía política. Democracia y revolución, Página Indómita, Barcelona,
Cf.
La idea de que el sabio tiene como patria el mundo entero es más antigua. Cf. Demócrito, fr. 247 (
Cf.
Cf.
Así como se dice que Diógenes murió de la indigestión que le produjo el comerse un pulpo crudo, Hércules fue, también, el héroe natural, bruto, glotón y amante insaciable (cf. Ragner Höistad, Cynic Hero and Cynic King. Studies in the Cynic Conception of Man, Bloms, Uppsala,
Cf. M. C. Nussbaum, La tradición cosmopolita. Un noble e imperfecto ideal, Paidós, Barcelona,
Véase lo que explica Fonna Forman-Barzilai, discípula de Nussbaum, en lo que fue la tesis por ella dirigida (cf.
Cf. M. C. Nussbaum, “Kant’s Cosmopolitanism Ideal in Toward perpetual Peace: Historical Reconstructions”, en J. Bohman y M. Lutz-Bachmann (eds.), Perpetual Peace. Essays on Kant’s Cosmpolitan Ideal, The MIT Press, Cambridge (Massachusetts),
Si en La tradición cosmopolita parece que quedan mejor asentadas las fuentes antiguas grecolatinas, bien puede echarse en falta, en cambio, un mayor armazón de esa parte de la tradición correspondiente con la recepción y desarrollo del cosmopolitismo durante la Ilustración, sin tener que reparar solo en la ausencia de Kant. Para lo que digo, me remito al libro de Francisco Javier Espinosa Antón, Inventores de la paz, soñadores de Europa (Siglo de la Ilustración), Madrid, Biblioteca Nueva,
Algunos echarán en falta la ausencia de otros forjadores que precedieron a la labor de Grocio, principalmente Vitoria.
Al menos, no respecto al sentido original de dignitas, de ordenación de las personas por rango y nivel social (cf.
Véase:
Cf.
Véase, por ejemplo, lo que explica, en relación con el epicureísmo y los bienes externos en
Toca remitirse, es lo que hace la propia Nussbaum, a todo lo que recoge en su libro
Se vuelve a considerar a Hércules y, ahora, además, al héroe cívico ateniense Teseo (cf.
Aunque le dedicó todo un libro a esta cuestión (cf. M. C. Nussbaum, Crear capacidades. Propuesta para el desarrollo humano, Paidós, Barcelona,
Como ella misma reconoce, el cambio interpretativo se debe a que, previamente, ha adquirido un mejor conocimiento sobre la obra de Cicerón. En este sentido, destaca su deuda con una de las mejores intérpretes que ha tenido el político e intelectual de Túsculo, Miriam T. Griffin, a quien además va dedicada la obra (cf.
M. C. Nussbaum, Las fronteras de la justicia. Consideraciones sobre la exclusión, Paidós, Barcelona,
Cf. J. Rawls, Liberalismo político, Crítica, Barcelona,
M. C. Nussbaum, “Toward a Globally Sensitive Patriotism”, Daedalus, 137,
Para todo ello me remito a lo que Nussbaum explica a lo largo del cap. 2 (véase:
Los calificativos son de
Peter Sloterdijk, Las epidemias políticas, Godot, Buenos Aires,
Cf. M. C. Nussbaum, Aristotle’s Motu Animalium, Princeton University Press, Princeton,